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Desde la concepción del Telectroscopio que supuso un avance más bien idílico para los pensadores de finales del siglo XIX hasta la actualidad, con un abanico de plataformas que posibilitan el intercambio comunicativo sonoro y auditivo a distancia, ha pasado más de un siglo de innovaciones con respecto a la implantación de la videoconferencia en nuestras vidas cotidianas. Sin embargo, esta forma híbrida de comunicación todavía se siente en plena fase de aceptación como “necesaria”, como nueva forma de relación de los cuerpos; de apropiación de esta tecnología como natural.
‘¿Cómo volver a tocarnos, a conectar tantos cuerpos aislados, tantos vínculos eclipsados y empantallados?’
La urgencia que ha impuesto la situación de pandemia en marzo de 2020, ha supuesto la construcción de una frontera sensitiva y táctil de los cuerpos físicos; reemplazando la propia piel por una pantalla bidimensional que afecta a través de una pluridimensionalidad de espacios y tiempos a la propia realidad subjetiva. Las pantallas, ese pequeño rectángulo negro que contiene millones de píxeles, “son la nueva piel del mundo” como argumenta Paul Preciado en su libro Un apartamento en Urano. Esta necesidad de tactilidad frente a la pantalla plana, fría y fronteriza ha hecho que la performatividad física de l+s artistas se haga presente y se torne mucho más urgente.
“No se trataría solamente de una vuelta al cuerpo (y de las lecturas feministas que de aquí pudiéramos extraer) sino también de una vuelta del espacio camaleónico de la pantalla al cuarto propio, al espacio físico privado, un enfrentamiento de la contradicción.“
Desde la mirada de la última producción mencionada, Performance de los cuerpos conectados, se abren posibilidades de estudio que vienen desarrollándose desde los dos últimos años académicos (antes enunciados); Enmarcando en mi ahora y presente espacio de investigación la gran conclusión que nos facilita Remedios Zafra al final de su artículo “HABITARES REVERSIBLES (de la mujer, el arte e Internet)”. Donde la alianza entre lo ciber- (ella se centra en los ciberfeminismos) y el horizonte de posibilidad que abre con respecto al cuerpo y con respecto a las nuevas prácticas del habitar la red; hace que se cuestionen las consecuencias que se observan en la identidad de un sujeto datificado e hiperconectado. Ya que esta mirada positivista de la red en los años 90’, como herramienta virgen para la lucha política por parte del colectivo feminista hacen que se replanteen ciertas actuaciones y dinamismos que se siguen, aún estando en el “libre ciberespacio”, dando como prácticas que negativizan a el/la otr+.
“Al fin y al cabo las lecturas que se deducen de la
intersección «de la mujer, el arte e Internet» tratan
del gran problema del ser humano: habitar el mundo, el mundo interior (lleno de deseos, miedos y sue-
ños) y el mundo exterior (mediatizado por nuestra
relación con los otros y susceptible de ser multiplicado, simultaneado y complejizado en una sociedad
en red). De uno a otro se desplazan las artistas que
trabajan en la red, en una cierta nomadología de
la deriva, cruzando fronteras y habitando siempre
de manera reversible, ideando formas de adaptar
nuestra política a los nuevos cambios (tal como diría Braidotti, «con fuerza irónica, apenas reprimida
violencia e ingenio vitriólico»), entrando en intersección con una infinidad de «otros», ... dibujándose
-inventándose- como nuevos sujetos deseantes”
Es interesante la palabra que utiliza para enfrentarse al habitar en la era contemporánea: reversible. Esta manera de enfrentarse a lo mutante desde la perspectiva del tejido, del coser y de los hilos que conforman una red, hace que se abran nuevas perspectivas desde el hacer, del decir y de efectuar-se a través del empoderamiento del medio como es la pantalla así como lo es el tejido.
Se introduce por tanto un personaje clave en la historia del ciberfeminismo que “apareció en los años 90’ a través de la revolución del ciberespacio en internet como reivindicación y construcción de nuevas formas de lectura y escritura de la mujer en la sociedad conectada; nuevas posibilidades y maneras de ver y ser.”
Sadie Plant, filósofa y teórica activa en los años ‘90 fue una de las voces cantantes del ciberfeminismo. Ya que fue la figura clave que teorizó y vinculó la máquina de Jacquard (telar Jacquard), inventada por Joseph Marie Jacquard en 1801, con el código binario informacional y computacional. Sin embargo, Plant hizo emerger a la pionera Ada Lovelace, matemática y escritora británica (1815) que es considerada la primera programadora de ordenadores gracias a ser la primera programadora de un algoritmo. “Y cuándo el ordenador era un término que se aplicaba a trabajadores de carne y hueso, los cuerpos que los componían eran mujeres. Hardware, software, wetware…antes de sus comienzos y más allá de sus límites, las mujeres han sido las simuladoras, ensambladoras y programadoras de las máquinas digitales”.
Lovelace no veía diferencia en los ceros y unos, en el código binario, para ella era la neutralidad que daba pie a una libertad de la mujer en la red; en la automatización numérica y datificada. “Gracias a la implementación de las tarjetas perforadas, la máquina analítica teje patrones algebraicos de la misma manera que el telar de Jacquard teje flores y hojas.”
‘Al igual que ocurre con el espacio, se conceden espacios alternativos de conocimiento conectado, no existen células, existen números, códigos, números inteligibles; no hay tactilidad física.‘
Como el texto escrito, el text-il puede reconfigurarse y transformarse de múltiples maneras diferentes. El tejido de conexiones genera un sujeto, este tejido lleno de texto y lenguaje da significado al contenido datificado de entrelazado perpetuo del que se constituye toda subjetividad. A través de todo este entramado Barthes dice: “ la idea generativa de que el texto se hace, se trabaja, a través de un entrelazado perpetuo; perdido en ese tejido, esa textura, el sujeto se deshace en él como una araña que se disuelve en las secreciones constitutivas de su tela.”
Pero este autor no veía este sujeto de conexiones digitales como cuerpo real, así como tampoco Bukatman que se refería a estos cuerpos-bits como “literales simuladores”; “no hay nada dentro”
Tras la lectura de Ada Lovelace, se dio pie a la investigación del textil, más concretamente a la relación de la máquina de Jacquard junto con el código binario computacional; paralelismo que inspira mucho a navegar y observar por medio de la práctica artística. Por ende, con esta cita me gustaría dar pie a la última producción efectuada en este caso en movilidad Erasmus en Lieja, Bélgica: “En este contexto monitor e interfaz pueden ser entendidos como pliegues de nuestra nueva ropa.“
Acercamiento que agrupa y sintetiza todo lo investigado y recopilado en estos 2 últimos años académicos de grado en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid.
Se introduce el archivo de la correspondencia entre Marie Beguin, artista y diseñadora textil y mi persona a través de gmail. Conversación acontecida anteriormente a la creación del tejido para CUERPOS-PANTALLA, LA NUEVA PIEL PROGRAMADA:
TERESA VICENTE ILLORO (tvicen01@ucm.es): El sentido de este proyecto radica en la multidimensionalidad de la pantalla (2D) y en la realidad híbrida en la que nos insertamos como cuerpos desbordados por las nuevas tecnologías de la comunicación.
Así, el proyecto consistiría en la creación, por un lado, de una obra física, textil. Y por otro lado, una obra en 3D. La obra textil se generaría como una comparación del primer «ordenador» -> el Telar de Jacquard, tarjeta perforada. La primera máquina utiliza el algoritmo basado en puntos perforados automáticamente. De este modo, intentaría pasar el código/información/script de una sesión de videoconferencia a una tarjeta perforada --> Ir de 0-1 a puntos para la creación de un textil del tamaño de la pantalla del ordenador: 13 pulgadas.
Marie Beguin marie.beguin@walloniedesign.be: Si quieres transformar este código en una tarjeta de tejido, tendrás que transponer todos los 1 en píxeles negros, y los 0 en píxeles blancos. Para ello, pensé en una solución: Tendrías que poner los números en una tabla de Excel, cada número en una celda.
Entonces tengo un sistema para cambiar los 1’s por un pictograma cuadrado negro, y sustituir los 0’s por un espacio en blanco.Eso dará algo como el archivo adjunto.
Hay algo que no entiendo en el archivo que me has enviado: ¿qué representan los espacios, son importantes en tu código o sólo son importantes los 1 y los 0?
¿Es posible crear fácilmente una tabla de Excel con cada número en una casilla separada?
Si es posible, sería más fácil empezar por ahí.
Marie Beguin marie.beguin@walloniedesign.be: Como los 1 dan hilos levantados y los 0 dan hilos bajados, produce un patrón completamente aleatorio con flotadores a veces largos (lo que significa que la tela será muy frágil y no tendrá mucha sujección).
Me has dado un archivo excel con 71 celdas de ancho y 394 de alto, da un patrón muy pequeño de unos 2 cm de ancho por unos 10 cm de
alto. Dado que la resolución de la trama es de 36 hilos/cm (es decir, 36 píxeles/cm porque cada píxel controla un hilo).
El telar tiene 1320 hilos de ancho por lo que podríamos repetir la secuencia varias veces de ancho (18 veces = 1320/71) o tendríamos que
crear un archivo con más celdas/cajas de ancho (pero no sé si es posible).
Te adjunto los diferentes pasos que he seguido para llegar a la caja de tejido y también te adjunto una simulación del tejido que quedaría (tamaño real 2cm x 10cm aprox.). En la simulación se ve bastante limpio, pero en la realidad será mucho menos limpio, la tela no se sostendrá
bien por el entrecruzamiento tan aleatorio, es más bien conceptual...
Si quieres que el tejido se sujete mejor, podemos poner una estructura de tejido fuerte y utilizar tu código sólo como patrón. (A diferencia de la primera opción, que utiliza el código tal cual para decidir qué hilos suben o bajan). También adjunto una simulación de cómo podría ser, por lo que el tamaño de esta simulación es mucho mayor: 36 cm de ancho por 2 metros de alto.
TERESA VICENTE ILLORO (tvicen01@ucm.es): Hola de nuevo Marie,
En cuanto al tema del simulador de tejidos, y las diferentes propuestas que me haces, me gusta la idea de un reforzado del tejido; me atrae la
idea de un patrón reforzado pero como este proyecto es más conceptual (aunque signifique que la tela se vuelva muy frágil) situaría más en la
traducción material del código en bruto.
Otra cosa, para que esta tela tenga las dimensiones de una pantalla de ordenador de 13 pulgadas, ¿tendría que rehacer el archivo excel con las
dimensiones adecuadas?
Marie Beguin marie.beguin@walloniedesign.be: Para obtener el formato de una pantalla de 13 pulgadas ( 28,8 x 16,2 cm); hay que
crear una tabla Excel con 1150 celdas de ancho y 390 de alto.
Sólo necesita un 1 o un 0 en una celda, sin celdas vacías y sin celdas
con varios números.
Aquí están los detalles para el cálculo si quieres entender la lógica:
Cálculo de la anchura sabiendo que 1 cm = 36 hilos:
Número de celdas en la tabla de Excel necesarias para 28,8 cm = 36 x
28,8 +10% de contracción del tejido = 1150 celdas.
Tu tabla de excel debe tener 1150 celdas de ancho (hay 1320 hilos en el
telar, para los 170 hilos que no se usan, pondremos un orillo)
Calcular la altura no es realmente posible sin hacer una prueba de tejido. Pero podemos empezar con esto: 1 cm = 24 hilos:
Número de celdas en la tabla de Excel necesarias para 16,2 cm = 24 x
16,2 = 390 celdas.
Tu tabla de Excel debe tener 390 celdas de altura.
Marie Beguin marie.beguin@walloniedesign.be: Si quieres transformar este código en una tarjeta de tejido, tendrás que transponer todos los 1 en píxeles negros, y los 0 en píxeles blancos.
Para ello, pensé en una solución: Tendrías que poner los números en una tabla de Excel, cada número en una celda.
Entonces tengo un sistema para cambiar los 1’s por un pictograma cuadrado negro, y sustituir los 0’s por un espacio en blanco.
Eso dará algo como el archivo adjunto.
Marie Beguin marie.beguin@walloniedesign.be: Aquí está la información para hacer tu código en excel a partir de un archivo con 1’s y 0’s, un número por celda, sin celdas vacías:
Sustituye los 1 por g, y los 0 por nada, luego selecciona todo y sustituye la fuente por ‘Webdings’ (las g se convierten en píxeles negros).
Para obtener un código que controle todos los hilos del telar, se necesitan 1320 píxeles en total, o menos, pero entonces la secuencia se
repetirá varias veces.
Así, el mero hecho de poder exponer el entrecruzamiento tanto de lo virtual (recopilación de los datos de una sesión Meet) como de la producción de esos datos en código textil (físico) por medio de una lectura artística hace que se cuestionen aspectos sobre el cuerpo conectado, la tactilidad y la piel que sin lugar a dudas pasan inadvertidas en la actualidad. Dar voz al tejido, a la historia oculta del tejer y al recorrido de altísima importancia en nuestras vidas del vestir; del tejido como segunda piel, pone de manifiesto la materialidad y la sensitividad del tocar texturas; pero sin perder de vista que dicho tejido no existiría sin su parte virtual e inmaterial. Una nueva mirada hacia nosotros, hacia dónde encontramos esa piel, si nos podemos tocar, si el afectuar-se es un pilar más en la construcción de nuestra subjetividad.
Teresa Vicente Illoro